Saturday, November 18, 2006

Bowing for Lee Miller


Lee Miller, born American in 1907, was an interesting dame. She received the Lady title from the Queen of England. Miller was a connoisseur of the surroundings of the camera, and a beautiful model-turned-into a photographer.

Her relationship with the medium began as a poser. Young Miller was photographed by famous artists of her time, especially by Edward Steichen. Later, she worked for Man Ray and loved him and tormented herself upon that feeling. An American woman enamored with turbulent Europe, she became a veteran war correspondent for Vogue Magazine --at the time, the famous publication was as concerned about world issues as it was for fashion. She was the quintessential adventurer, an woman who adored the Old World. She risked her life during World War II, in the pursue of images that would become some of the most telling visual documents of the 20th century, like her astonishing images of the Dachau concentration camp prisoners' liberation. Later in her life, she rarely talked about her war experiences. The memories of this part of her life had harsh effects on her health and her relationship with her family.

Old habits die hard, and the photographer returned to the fashion world, this time behind the camera. Celebrity photography completed her versatile work. She was well-known for photographing famous Spanish artist Pablo Picasso, her long-time and close friend. The images bellow are portraits of Eileen Agar and Picasso.




The image “http://www.redfern-gallery.com/images/artists/2452.jpg” cannot be displayed, because it contains errors.Miller Lee - Portrait of Picasso

Esta mujer adherida a la aventura y a lo rocambolesco, honrada con el título de "Lady" por la reina de Inglaterra, fue la clásica femme que alguna vez todas las demás deseamos vestir y paladear, así sea por nano segundos. Brillante y fascinan­te, atrajo la atención y la crítica del público hacia todas sus facetas: la de bellísima modelo retratada por los más prestigiosos fotógrafos de la primera mitad del siglo XX, la de aguerrida corresponsal de guerra para Vogue (que en la época de la Segunda Guerra Mundial era una publicación preocupada por algo más que la moda) o, sencillamente, la de una de aquellas interesantes e inquietas estadounidenses que frecuentaron los ambientes artísticos de vanguar­dia en Europa.

Este periplo europeo le permitió forjar amistades ínti­mas con algunos de los más grandes artistas de este período. Miller fue, además, la modelo y amante del excéntrico pintor y fotógrafo surrealista Man Ray, retrató con frecuencia a Pablo Picasso, fotografió la bañera de la residencia de Hitler en Munich con ella desnuda adentro (un autorretrato más allá de si misma, en una imagen que fue un acto de F...Y..! póstumo al Führer) y que luego se convirtiría en la esposa del artista y coleccionista sir Roland Penrose.

Lee Miller fue una fotó­grafa excepcional y versátil e incluso, a pesar del horror presentado por muchos de los sujetos fotografiados por ella, casi sublime. No sólo ejerció su talento a través de los singulares retratos que hizo a los artistas y personajes famosos que frecuentó a lo largo de su vida. También trabajó como fotógrado de ­moda y perteneció al movimiento Surrealista, especialmente durante el período que colaboró con Man Ray. En su labor como corresponsal de guerra en la Segunda Guerra Mundial, fue uno de los primeros lentes en captar el dramatismo de los primeros días del fin de los campos de exterminio nazis. Increíble, tratándose de una mujer.

En 1925 y con dieciocho años, realiza su primer viaje a la Ciudad Luz, donde estudia técnica teatral en L'Ecole Medgyes y establece un círculo de amigos artistas. Un año después regresa a Nueva York y en un inusual accidente de tráfico conoce a Condé Nast, editor de Vogue. Nast la invita a trabajar como modelo para su famosa revista, conviertiéndola en una célebre modelo que posa para los más prestigiosos fotógrafos del momento, tanto del mundo de la moda como de las más innovadoras vanguardias artísticas. Uno de estos fotógrafos es Edward Steichen, quien asociado a Alfred Stieglitz fundó de la famo­sa The Little Galleries of the Photo-Secession, movimiento que cambió el mundo de la fotografía y el arte en New York. También Arnold Genthe y Horst P. Horst hicieron espléndidos retratos de ella.

A pesar del gran éxito que tuvo como modelo, la inquieta Miller decide regresar a París donde, en principio, continúa traba­jando como modelo para grandes diseñadores de la época (Jean Patou y Lucien Lelong, entre otros) Sin embargo, su relación más importante con la moda es con la famosa Elsa Schiaparelli, creadora italiana estrechamente vinculada al movimiento Surrealista. En esta oportunidad, Miller hace contacto con Man Ray (Filadelfia, 1890) convirtiéndose en su modelo, asistente y amante.

Miller y Man Ray comienzan a frecuentar al millonario egipcio Aziz Eloui Bey, casado con la fotogénica Nimet. Esta relación se transforma en un tetrahedro de pasiones turbulentas, que llevan a Nimet a suicidarse. Man Ray intenta hacerlo también, impulsando a Miller a tomar la decisión de regresar a Nueva York, donde establece su estudio de fotografía. Miller se ve imbuida en una intensa y frenética actividad fotográfica que durará dos años y que será interrumpida por la llegada de Aziz, que viaja a Nueva York en plan de conquistador, decidido a enamorar a la joven modelo y fotógrafa. Al año siguiente (1932) Miller sucumbe al encanto del egipcio y se une a él en matrimonio. La pareja se muda a Egipto, aún cuando pasan largas temporadas en la mansión de Aziz en Saint Moritz. Después de siete años de juntos, durante los que retoma la relación con sus antiguos amigos intelectuales, Miller abandona a Aziz. Es en este período cuando conoce a su nuevo compañero, Roland Penrose.

Durante la guerra, fue comisionada por Vogue para realizar fotografías. Finalizando esta y en una suerte de fortuna fotográfica mezclada con el horror del conflicto bélico, se le presenta la oportunidad de fotografiar la liberación del campo de concentración de Dachau, haciendo fotografías terribles y espectaculares. Continuará realizando fotografía de post-guerra. En Hun­gría, se le presenta la oportunidad de fotografiar la ejecución de líder fascista Bardossy.

En 1946 regresa a los Estados Uni­dos y en 1947 finalmente se divorcia de Aziz Eloui Bey y se casa con Penrose. Ese mismo año, nace su primer y único hijo, Anthony Penrose. Unos años más tarde, la familia adquiere una propiedad rural, Farley Farm, en la que Miller lleva un vida más pausada. Muchos pensaron que, aparte de una serie de reportajes para Vogue durante los años cincuenta y de su trabajo para la biografía de Picasso que publicó en 1954 su marido, Miller había permanecido literalmente inactiva, teoría que se derrumbó con el descubrimiento, por parte de su hijo, de aproximadamente cuarenta mil negativos en el ático de una de las mansiones familiares.

En 1973 realiza uno de sus últimos trabajos, una serie de fotografí­as de Antoni Tapies que ilustrarían la biografía del artista preparada por Penrose. Miller falleció en 1977, en Farley Farm.


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